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Antes de la llegada del hombre blanco, la provincia de Misiones estaba poblada por los guaraníes y los cainguas. Los últimos perviven en muy escaso número.
En cuanto a los guaraníes, suman hoy alrededor de 1.500 individuos distribuidos en cerca de 20 comunidades.
Salvo dos de ellas, asentadas en tierras fiscales destinadas a aborígenes, las restantes colectividades son nómades.
Los asentamientos se encuentran en los departamentos 25 de Mayo e Iguazú.
De las otras, las más importantes son las radicadas en las zonas de El Soberbio (departamento Guaraní) y Deseado (departamento Manuel Belgrano).
Históricamente su economía se basaba en una agricultura incipiente, con una gran importancia de la caza, la pesca y la recolección. Actualmente mantienen la misma estructura, lo cual hace difícil su subsistencia.
En el pasado, habitaban una gran casa comunitaria de forma cuadrada o redonda.
Actualmente habitan unifamiliarmente. Se trata de una mampara de follaje en el caso de los paraderos temporarios y, en el caso de tolderías semipermanentes, ranchos con paredes de tacuara o de adobe con techo de palmera.
Antiguamente usaban solamente la faja perineal los hombres y pequeños delantales las mujeres.
Practicaban mutilaciones corporales. La más difundida era la perforación del labio y de las orejas. También pintura corporal, que era muy elaborada.
Desarrollaron tanto la alfarería, como la tejeduría y la cestería. Fabricaban urnas funerarias, pipas para ceremoniales y cacharros domésticos. Hilaban y tejían el algodón. La cestería era adornada con motivos geométricos rojizos y marrones.
Realizaban instrumentos musicales como flautas de hombres (semejantes a la quena), flautas de mujeres (hechas con varias cañitas sueltas de diferentes tamaños); arpas y violines.